12 años de esclavitud

Qué poco arriesga Steve McQueen. Sabe lo que funciona y lo usa a la perfección, un auténtico sensacionalista en el buen sentido de la palabra. Ahora se enfrenta a su primera adaptación de una buena novela de base con 12 años de esclavitud.

La historia de Solomon Northup, un hombre negro libre que se ve convertido en esclavo a la fuerza cuando dos hombres le engañan. Ahí comenzará su nueva vida como Platt, un nombre al que debe acostumbrarse si quiere seguir vivo un día más para volver a ver a su familia.

El drama personal de Solomon está muy bien llevado, va a conseguir que sientas lástima por su situación y te indignes por el trato que recibe en los diferentes momentos de la trama, pero ¿qué le diferencia del resto de esclavos? Estamos ante otro caso aislado que sirve como reprimenda moralista y clase de historia americana para entonar el mea culpa sin llegar al problema de base. Y encima es un director británico el que les da la lección.

Chiwetel Ejiofor es el gran acierto de la película, un actor de segundo plano que no me lleva a imaginarle en otro papel (y eso que hace poco volví a ver Kinky Boots). Este efecto también funciona con Lupita Nyong'o, excelente como Patsey, pero lo pierdo al ver en pantalla a Fassbender o Brad Pitt. Quizá hubiera sido más efectivo jugar con otros actores para darle un mayor empaque, porque estoy seguro de que no habría tenido la misma acogida si Will Smith fuese Solomon.

Benedict Cumberbatch, Paul Giamatti y Sarah Paulson son algunos de esos otros nombres conocidos que completan el reparto. Un equipo que se mueve entre interminables planos, miradas condescendientes y sufrimiento sin censura, aunque sin llegar al nivel excesivo de Tarantino. Las cadenas, los latigazos y el abuso están servidos. Arrepiéntete de tus pecados, USA.


Opinión personal: cuando una obra viene con unas expectativas tan altas, lleva a sus espaldas un arma de doble filo. En mi caso ha sido para mal, me ha pasado lo mismo que con su anterior película Shame y no me he emocionado como se supone que debería haberlo hecho. Una película demasiado correcta, para mi gusto, que abusa de los momentos de silencio reflexivo y que está diseñada para conseguir premios. Ya se sabe, ganarás la estatuilla si sufriste durante el rodaje.

1 comentario:

Juan Roures dijo...

Qué ganas tengo de ver este film. Me espero a leer tu opinión cuando la vea; por cierto, ¿cómo la has visto antes del estreno? Saludos!

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