La guerra de los botones

Volvemos al cine, esta vez acompañados por los amigos de SensaCine, para ver esta película que se estrenará el 11 de noviembre, La guerra de los botones.

No sé si el autor de la novela, Louis Pergaud, se imaginaría que esta inocente guerra de sus niños llegaría al cine, pero ya tiene varias para elegir.

Cuando se cumple casi un siglo de su publicación, 1912, nos encontramos con dos versiones en el mismo año, la de Yann Samuell, director de Quiéreme si te atreves, y la de Christophe Barratier.

En el campo de batalla suele haber dos bandos, ahora nos encontramos entre los chicos de Longeverne y los de Velrans. Una guerra a pequeña escala a la que se le une el trasfondo de la II Guerra Mundial. Las peleas entre ambos grupos son habituales, pero todo cambia cuando deciden quitar los botones a sus rehenes como recompensa, ahí empieza la auténtica guerra. A esta historia se le cruza la de Violeta, una niña que cambiará el rumbo de la batalla y del pueblo.

No es la primera vez que Barratier trabaja con niños, él es el responsable de Los chicos del coro, y el conflicto tampoco es desconocido para él, suya es Faubourg 36 que aquí se tituló París, París, nunca aprenderemos. Ahora se aleja un poco de lo musical para contar una historia de aventuras infantiles, de una manera menos inocente que la versión de Yves Robert en 1962. Aquello era una comedia naïf, ahora se puede tocar un poco más el tema del nazismo y darle un contexto duro a la historia.

El reparto cuenta con nombres habituales, Kad Merard y Gérard Jugnot vuelven a repetir con este director y serán los padres de los cabecillas. Laetitia Casta se convierte en la mercera del lugar y Guillaume Canet interpreta al profesor de los chicos. Entre los niños podemos ver a Jean Teixer como Lebrac, Ilona Bachelier haciendo de Violeta o, nuestro favorito, Clément Godefroy en el papel del pequeño Gibus.


Opinión personal: no soy muy aficionado a las películas que tienen a niños como protagonistas, pero esta historia siempre me ha gustado. Mostrar lo absurdo de una guerra adulta a través de las batallas por venganza de unos niños y todo porque alguien les ha llamado 'gallinas' es la gran crítica que hizo Pergaud en su día. Lo único que me ha sorprendido es ver que en los 60 no había problema para rodar una escena en la que los niños salían desnudos, totalmente justificado por guión, y en las versiones más modernas se ha rodado con ropa interior. Algo le pasa a esta sociedad enferma, pero eso lo hablaré en otro lugar. Ahora os toca decidir si queréis formar parte de esta 'guerra de botones'.

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