Ai Weiwei: Never Sorry

Hace unos días estuve hablando de las jornadas que organizó el periódico 'The New York Times' en Madrid con su 'Times Talks Madrid'. Entre las siete entrevistas a diferentes personajes, como Tom Hiddleston o Tori Amos, se proyectaron dos películas. Una era el documental del cual hoy voy a hablar: Ai Weiwei: Never Sorry.

Es una obra personal, la historia de Ai Weiwei y su relación con China y su gobierno. Su obra es su ataque y se ha defendido. Ha recibido golpes de la policía, pero eso no le ha parado.

Ai Weiwei es un personaje que te convence desde el primer minuto, sorprende ver la defensa de sus ideas desde una tranquilidad absoluta. Ha sacado adelante listas con los nombres de las víctimas de los terremotos, ha realizado una obra en homenaje a unos niños que murieron por la mala calidad de las construcciones, ha celebrado que el gobierno quería derrumbar el estudio donde trabajaba y todo lo ha hecho sin alterarse. Su defensa era mostrar estas acciones al mundo, sacarlo de sus fronteras, y para ello ha usado su Twitter a la perfección. Ha dejado muestra de los sucesos con imágenes.

El artista se convierte en activista, todo lo que hace parece un acto de rebeldía y en defensa de los derechos básicos. Él solo pretende que se haga lo lógico, nadie puede entrar en tu habitación y golpearte la cabeza sin que tenga que responder por ello. El gobierno montó cámaras de vigilancia para tenerlo controlado, Ai Weiwei puso en Twitter el lugar donde iba a cenar. No tiene miedo, sabe que no hace nada malo y no hay nada que moleste más a un gobierno que le lleven la contra desde la razón.

El elemento más importante es Twitter y su libertad de mensaje. Esta es la única forma que encuentra Ai Weiwei para difundir su opinión sin que sea censurada o eliminada como sus blogs. Esto toma sentido en la actualidad y podemos ver que la revolución de las redes sociales está ayudando a dar voz a las bases del sistema. Estamos ante un documental que no llegará a China de manera directa, pero que sabrán de su existencia por estos medios.


Opinión personal: esta es una historia que me ha sorprendido por dos motivos, dos personajes: el protagonista y la directora. Él es un artista, domina la cámara, su vida interesa y la naturalidad desborda. Ella se fue a China con poco más de 20 años y sin saber el idioma. Consiguió sacar adelante esta obra de una manera muy digna y se nota su base periodística. Pueden ser dos luchas paralelas, incomparables, pero unidas. Ambos son un ejemplo en su terreno.

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