Hace tiempo que no escribo un post y eso no significa que haya estado aislado estos meses de atrás. He visto muchas películas, leído libros y aplaudido al terminar las funciones, pero no quería venir aquí y soltar cuatro frases para llenar espacio. Porque últimamente parece que es lo único que se hace: hablar por hablar, escribir por escribir, criticar por criticar.
Pues bien, la racha del falso silencio ha terminado. Hoy vengo a presentaros a La Joven Compañía, si es que no los conocéis ya, y su perfecto Punk Rock.
Siete jóvenes preparando sus exámenes de selectividad. Un tema sencillo en apariencia que desemboca en la mayor tormenta de ideas y sentimientos que el teatro contemporáneo ha mostrado en los escenarios. El británico Simon Stephens se vale de personajes comunes, esos chicos y chicas que reconocerías en los pasillos de tu instituto, para agarrarte las entrañas y darles vueltas hasta que no puedas respirar. Has vuelto a tu adolescencia, has reconocido a tu compañero de mesa y te has hundido al darte cuenta de que no hiciste nada ante los problemas porque lo fácil era normalizarlo, convertirlo en anécdotas que se olvidaban con el último timbre de la mañana.
¿De qué sirve todo esto si no se consigue transmitir en escena? Pues no lo podemos saber porque los actores de Punk Rock te introducen sin problema en su "búnker" personal. Miedo, ansiedad, amor descontrolado, pasión... sentimientos extremos que podrían destrozar al más valiente y que aquí han sabido controlar sin caer en el automatismo. Víctor de la Fuente tiene la suerte de liderar este reparto con el papel de William, una maravillosa locura. De su mano viene Lilly, interpretado por la perfecta María Romero. Odioso y enérgico Bennett que Samy Khalil mantiene con una potencia asombrosa que se apoya en su gran partenaire Alejandro Chaparro en el papel de Nicholas. La angustia y excesos de Cissy, mantenidos a raya por la enorme Carolina Yuste. Inocencia y amor, sin caer en infantilismos, de Helena Mocejón que se funde con Tanya. Todo completado con la contención y sufrimiento de un Álvaro Quintana que te deja sin aliento con el discurso de Chadwick. ¿Me he excedido con los adjetivos? Comprobadlo y lo discutimos.
A este elenco se une un octavo componente de mayor edad, cuyo personaje prefiero no decir para evitar los spoilers, y que será interpretado por Eugenio Villota, Ariadna Gil y Chani Martín, indistintamente. Un trabajo increíble dirigido por José Luis Arellano, el hombre que apostó por los jóvenes y acertó, un auténtico valiente en un terreno dominado por lo fácil y efectista. A él le acompañan otros grandes nombres de la escena como son Juan Gómez-Cornejo, Mariano Marín, Silvia de Marta, Álvaro Luna... que complementan su trabajo con la sinergia de sus ayudantes, un equipo donde la edad no supera los 25 años y que demuestra que el relevo está en buenas manos. Así se ha conseguido una escenografía hiperrealista que se potencia al máximo con la videoescena. Un diseño en conjunto que pierde con las palabras y que merece vivirse en primera persona.
¿De qué sirve todo esto si no se consigue transmitir en escena? Pues no lo podemos saber porque los actores de Punk Rock te introducen sin problema en su "búnker" personal. Miedo, ansiedad, amor descontrolado, pasión... sentimientos extremos que podrían destrozar al más valiente y que aquí han sabido controlar sin caer en el automatismo. Víctor de la Fuente tiene la suerte de liderar este reparto con el papel de William, una maravillosa locura. De su mano viene Lilly, interpretado por la perfecta María Romero. Odioso y enérgico Bennett que Samy Khalil mantiene con una potencia asombrosa que se apoya en su gran partenaire Alejandro Chaparro en el papel de Nicholas. La angustia y excesos de Cissy, mantenidos a raya por la enorme Carolina Yuste. Inocencia y amor, sin caer en infantilismos, de Helena Mocejón que se funde con Tanya. Todo completado con la contención y sufrimiento de un Álvaro Quintana que te deja sin aliento con el discurso de Chadwick. ¿Me he excedido con los adjetivos? Comprobadlo y lo discutimos.
A este elenco se une un octavo componente de mayor edad, cuyo personaje prefiero no decir para evitar los spoilers, y que será interpretado por Eugenio Villota, Ariadna Gil y Chani Martín, indistintamente. Un trabajo increíble dirigido por José Luis Arellano, el hombre que apostó por los jóvenes y acertó, un auténtico valiente en un terreno dominado por lo fácil y efectista. A él le acompañan otros grandes nombres de la escena como son Juan Gómez-Cornejo, Mariano Marín, Silvia de Marta, Álvaro Luna... que complementan su trabajo con la sinergia de sus ayudantes, un equipo donde la edad no supera los 25 años y que demuestra que el relevo está en buenas manos. Así se ha conseguido una escenografía hiperrealista que se potencia al máximo con la videoescena. Un diseño en conjunto que pierde con las palabras y que merece vivirse en primera persona.
Opinión personal: creo que esta obra no merece una opinión personal, necesita una reflexión colectiva. La Joven Compañía llegó para ocupar un espacio vacío y lo han hecho dando un puñetazo en la mesa y una patada al portón del teatro. Los jóvenes tienen voz y quieren ser escuchados, están cansados de las obras edulcoradas de siempre que se olvidan tras cualquier capítulo de una serie americana. Contra esto lucha La Joven Compañía y así se lo ha reconocido 'El ojo crítico' de RNE con su galardón de Teatro 2014 y estoy seguro de que algún premio más caerá en esta temporada. Y si no lo hace, es que alguien tiene miedo a que le destierren de su acomodado asiento. Mientras tanto, id a verles a Conde Duque porque seréis vosotros los que saldréis con un premio de la sala.