Sonata

No entiendo de música clásica. No domino a los autores rusos fuera del teatro de Chéjov. Podría decir que sé pocas cosas, pero Jon Ander me ha confiado su corto y yo le devolveré mi más sincera opinión y crítica. Y no, no me ha comprado. Yo sé diferenciar.

Sonata tiene claras las cosas desde el principio, sabe que la música y las palabras deben ir de la mano. Si estos dos elementos se entrelazan, las imágenes lo tendrán fácil. Y así es, Jon Ander consigue que cada golpe quede marcado. Imagen, música y voz.

Una voz en off nos lleva por su vida. La historia parte de la evolución del hombre, su relación con los sentimientos y la linea de lo sexual con los celos. ¿Somos responsables de lo que poseemos? La depravación te posee, eres dependiente de ello, aunque quieras contenerlo no vas a poder. Diez minutos para conocer una vida, una relación sin límites.

El guión es una adaptación de La sonata a Kreutzer de Leon Tolstoi. Para la música ha optado por otro ruso, Tchaikovsky. Esta mezcla podría llevar fácilmente a un desarrollo frío, mostrando una imagen dura e inerte. Pero Jon Ander, detallista por excelencia, sabe la teoría a la perfección y lo lleva a la práctica dando sentido a cada fotograma. Quizá demasiada parsimonia, demasiada recreación en los planos, pero todo apunta a que es la marca de la casa y tiende a la elegancia.

Jon Ander tiene las ideas claras, tanto con Sonata como en la evolución de sus proyectos. Es una de esas personas que marca algo para un momento exacto y debe estar hecho. Y esto es digno de admirar en el país del "vuelva usted mañana". Si con su anterior cortometraje, Ella, llegó a la Berlinale, con Sonata pretende llegar a Sundance y quizá al Goya. Aquí os dejo con el cortometraje.


Opinión personal: hace tiempo que llegué a Jon Ander por Twitter, cuando su cuenta era la de su blog. Me gustaba su manera de contar el cine, sabe de lo que habla, y me gusta su manera de plasmarlo en la pantalla. Es complicado tratar un autor ruso, acompañarlo por música clásica y no caer en el elitismo, pero Jon busca ese detalle que le da calidez. Si hay algo que no me gusta de él es que todo es tan perfecto que parece mecanizado, se echa de menos ese "fallo" que da humanidad a la obra. Aquí vemos a un joven director que se está marcando un buen camino y que ya tiene en marcha su primer largometraje, pero de eso ya hablaremos en otra ocasión. Quedaos con su nombre, Jon Ander Tomás.

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