Periodismo y cine V: Los años 80

En 1983 Peter Weir nos trae El año que vivimos peligrosamente. Una película donde un periodista australiano, encarnado por Mel Gibson, que cubre en Indonesia la explosiva situación que vive el país, conoce a un fotógrafo nativo que le introduce en el mundo y la cultura indonesia mientras el país se debate entre la revolución comunista o la dictadura militar. Las relaciones de la prensa con sus fuentes y la información de primera mano.


Un año después conoceríamos otro tipo de guerra con Los gritos del silencio de Roland Joffé, la de Camboya. En los años 70, un reportero se hace amigo de su intérprete camboyano. Son testigos de la toma de la capital por las tropas del Khmer Rojo y el abandono del país de la población extranjera. El periodista en la trinchera.

Réflex y granadas, armas diferentes
Pero si hablamos de guerras no podemos olvidarnos de La chaqueta metálica y del maestro Stanley Kubrick. Aunque la mayoría de la gente solo recuerda la primera parte de la película, la del entrenamiento militar, es en la segunda parte donde conoceremos un periodismo de campaña que narrará el día a día del avance militar en la guerra de Vietnam.

Y una trama de corrupción diferente surge en España con Demasiado para Gálvez de Antonio Gonzalo. Aquí se cuenta la aventura de un periodista al que se le encarga una investigación de rutina sobre un holding empresarial y destapa una trama de intereses y sobornos. Lo que parecía ser algo rutinario se convierte en una exclusiva.

Tootsie fuera de cámara
Otra de las anécdotas de esta década es ver a Danny DeVito como director con El juego de las audiencias. Una película al estilo de Network, pero mucho más sobria, que trata el tema de las audiencias de televisión y de conseguir que un programa basura consiga atraer al mayor número de telespectadores. Algo demasiado común en la actualidad. Y dentro del género televisivo esa década conoceremos a Tootsie. Sidney Pollack dirige a Dustin Hoffman vestido de mujer. Es este personaje el que le dará reconocimiento televisivo y Tootsie se convierte en una estrella mediática.

Para cerrar los años 80 vamos a volver al periodismo radiofónico de la mano de Woody Allen y sus Días de radio. Estamos en los años 40, la era dorada de la radio, y los peculiares miembros de una familia trabajadora de Nueva York viven con el receptor permanentemente encendido. La música, los seriales lacrimógenos, las historias de superhéroes, los concursos, las crónicas de la alta sociedad y las leyendas sobre estrellas deportivas les sirven para ser un poco menos infelices y crean un anecdotario nostálgico de una época irrepetible. La radio como compañía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

De todas las nombradas, sin dudad, me quedo con Los gritos del silencio.
Aunque ninguna desmerece la pena. Un saludo.

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