Aquí viene la alternativa con más acción de esta semana. La comedia dramática la pone Polanski y las risas vienen con los vampiros. Aunque De Niro no se queda atrás.
Asesinos de élite está inspirada en hechos reales, aunque ya sabemos que estos temas tienen la realidad que interese mostrar, que contó Ranulph Fiennes, el primo del hombre que se esconde detrás de Lord Voldemort, en su libro 'The Feather Men'.
Una película donde todo el mundo es enemigo de todos y nadie está a salvo de nadie.
La historia se apoya en la vida de Danny, un ex agente de élite que se ve obligado a volver para recuperar a su mentor, Hunter. Durante esta misión tendrá que combatir con el Servicio Aéreo Especial británico (SAS) y neutralizar a un grupo de soldados renegados y a su líder, Spike. Un juego de guerra que les lleva por distintos países con una base en el Oriente Medio que tanto gusta a los americanos.
La película tiene la constante afición de mostrar a Danny como un ser humano con corazón, nos muestra su pasado y todo aquello que le impide matar. Quizá se pierde en esto, con el primer flash nos queda bastante claro. También cuenta con un Robert De Niro que disfruta con cada segundo que sale en pantalla, no importa lo que esté haciendo. Este hombre tiene mucha facilidad a la hora de aceptar sus papeles.
Un trío de hombres que llevan el peso de toda la acción, aunque son expertos en este género. Jason Statham sigue correcto en esa línea a lo Bruce Willis que no sabemos si le beneficia o le perjudica. Clive Owen se pone serio y se define dentro de su personaje. Como suele ocurrir en este género, cuesta situar a estos actores en un punto. La nota discordante la ofrece Robert De Niro, fiel a su estilo y relajante entre tantos disparos y golpes.
Asesinos de élite está inspirada en hechos reales, aunque ya sabemos que estos temas tienen la realidad que interese mostrar, que contó Ranulph Fiennes, el primo del hombre que se esconde detrás de Lord Voldemort, en su libro 'The Feather Men'.
Una película donde todo el mundo es enemigo de todos y nadie está a salvo de nadie.
La historia se apoya en la vida de Danny, un ex agente de élite que se ve obligado a volver para recuperar a su mentor, Hunter. Durante esta misión tendrá que combatir con el Servicio Aéreo Especial británico (SAS) y neutralizar a un grupo de soldados renegados y a su líder, Spike. Un juego de guerra que les lleva por distintos países con una base en el Oriente Medio que tanto gusta a los americanos.
La película tiene la constante afición de mostrar a Danny como un ser humano con corazón, nos muestra su pasado y todo aquello que le impide matar. Quizá se pierde en esto, con el primer flash nos queda bastante claro. También cuenta con un Robert De Niro que disfruta con cada segundo que sale en pantalla, no importa lo que esté haciendo. Este hombre tiene mucha facilidad a la hora de aceptar sus papeles.
Un trío de hombres que llevan el peso de toda la acción, aunque son expertos en este género. Jason Statham sigue correcto en esa línea a lo Bruce Willis que no sabemos si le beneficia o le perjudica. Clive Owen se pone serio y se define dentro de su personaje. Como suele ocurrir en este género, cuesta situar a estos actores en un punto. La nota discordante la ofrece Robert De Niro, fiel a su estilo y relajante entre tantos disparos y golpes.
Opinión personal: no soy muy aficionado a las películas de este género, suelo perderme en las relaciones entre los grupos que batallan por el desconocimiento previo. Si hay algo que se debe destacar es el juego al antagonismo, dos personajes contrarios que te permiten situarte a su lado sin problemas. Algunos comentan que estaría bien ver un spin-off del personaje de Clive Owen. Lo que le pierde a la película es el afán de humanizar al antihéroe y criminalizar al enemigo, técnica muy estadounidense.
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